"No hay nada mucho más muerto que un actor de cine muerto
y sin embargo
incluso varios años después de la muerte de James Dean
uno por uno en los aspectos ocultos de la atmósfera cerrada
de los cines, de segunda, tercera y cuarta exclusividad
los que vieron los viejos filmes de James Dean, se alinearon:
los muchachos botas y campera de cuero, los muchachos estrechos en sus pantalones vaqueros,
los muchachos con sus cinturones de motoqueros
en el espejo de los baños
en procura de ser mirados y vistos
James Dean;
la melena llena de resentimiento,
los ojos profundos perdidos en la soledad,
mirada amarga y abatida,
el desprecio en los labios.
Dejaron su peine de bolsillo; sus cabellos erizados
se aplanaron un poco;
fueron haciendo grandes sus ojos en el espejo,
fueron haciendo pucheros estrechando los labios,
amor perdido de ellos mismos,
como James Dean.
Las muchachas corrieron locas de deseo
de pasar los dedos por sus cabellos,
de sentir esa virilidad restringida;
que casi parecía una chica,
pero con la necesidad de rasurarse...
'Él y yo solos en el asiento trasero de un auto' "
- JOHN DOS PASSOS (LOS ADOLESCENTES SINIESTROS. 1961)
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